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El caso FTX: crónica del ascenso, colapso y lecciones de un gigante cripto

FTX fue fundada en 2019 por Sam Bankman-Fried (conocido como SBF) y Gary Wang, ambos formados en el MIT y con experiencia previa en la firma de trading cuantitativo Jane Street. Junto con Alameda Research, una empresa hermana creada en 2017 para el arbitraje de criptomonedas, FTX se presentó como la culminación de un ecosistema financiero alternativo: sofisticado y tecnológicamente avanzado. Su propuesta inicial fue diferenciarse de otros exchanges ofreciendo productos derivados innovadores que atrajeron a traders de todo el mundo.

¿Qué eran los Derivados Cripto de FTX?

Los derivados son instrumentos financieros cuyo valor se basa en un activo subyacente. FTX innovó ofreciendo principalmente dos tipos que se hicieron muy populares:

  • Futuros Perpetuos: A diferencia de los futuros tradicionales, no tienen fecha de vencimiento. Esto permite a los traders mantener posiciones apalancadas (pidiendo prestado para aumentar su exposición) de forma indefinida, apostando por la subida o bajada del precio de una criptomoneda.
  • Tokens Apalancados: Eran tokens que representaban una posición apalancada. Por ejemplo, un token «BULL» triplicaba las ganancias diarias de Bitcoin, mientras que un token «BEAR» triplicaba las ganancias si Bitcoin caía. Simplificaban el trading con apalancamiento, pero con un alto riesgo.

El Ascenso Meteórico y la Construcción de una Imagen

En apenas dos años, la compañía pasó de ser una startup a valorarse en más de 30.000 millones de dólares, con inversores de renombre como Sequoia Capital, SoftBank y Temasek. FTX expandió agresivamente su presencia con licencias regulatorias en mercados estratégicos y contratos publicitarios millonarios, como el patrocinio del estadio de los Miami Heat y acuerdos con celebridades como Tom Brady y Gisele Bündchen.

Sam Bankman-Fried cultivó la imagen de un «niño prodigio» filántropo y defensor del altruismo efectivo, comprometiéndose a donar su fortuna. En Washington, se reunió con reguladores, defendiendo públicamente una regulación sensata de los criptoactivos y proyectando una imagen de legitimidad institucional.

Las Debilidades Ocultas de un Gigante Opaco

Detrás de este éxito, se escondían debilidades estructurales. El grupo operaba con una opacidad notable: Alameda Research y FTX compartían estrechamente recursos y balances, pese a las afirmaciones de independencia. Los fondos de los clientes carecían de segregación estricta y la gobernanza corporativa estaba centralizada en SBF y un pequeño círculo. La contabilidad interna, gestionada de forma caótica, carecía de los controles básicos de cualquier entidad financiera tradicional.

El Colapso: Crónica de una Caída Anunciada

La chispa llegó en noviembre de 2022, cuando un artículo de CoinDesk filtró el balance de Alameda Research. El documento mostraba que gran parte de sus activos estaban compuestos por FTT, el token emitido por FTX. Esto creó una dependencia circular fatal: el valor de Alameda dependía de un activo ilíquido que la propia FTX controlaba.

El Rol Fatal del Token FTT

FTT era un «token de utilidad» que otorgaba a sus poseedores beneficios en la plataforma FTX, como descuentos en comisiones. Sin embargo, FTX y Alameda lo utilizaron como si fuera un activo de máxima calidad, como el efectivo o los bonos del tesoro. Alameda lo usaba como colateral para obtener préstamos masivos, mientras que su valor era sostenido artificialmente por la confianza en FTX. Cuando esa confianza desapareció, el valor del FTT se evaporó, llevando a ambas empresas a la insolvencia inmediata.

La reacción fue inmediata. Changpeng Zhao (CZ), CEO del competidor directo Binance, anunció que liquidaría sus tenencias de FTT. Esto provocó una crisis de confianza y una corrida masiva de retiros: los clientes intentaron retirar más de 6.000 millones de dólares en 48 horas, una cifra imposible de cubrir para una empresa que usaba esos fondos para respaldar a Alameda.

Cronología del Colapso de FTX (Noviembre – Diciembre 2022)
Fecha Evento Clave Impacto Inmediato
2 de Noviembre CoinDesk publica el balance filtrado de Alameda Research. Se revela la alta exposición al token FTT, generando dudas sobre su solvencia.
6 de Noviembre Binance anuncia su intención de vender todas sus tenencias de FTT. El precio de FTT comienza a caer y se desata el pánico en el mercado.
7-8 de Noviembre Se produce una corrida de retiros masiva ($6 mil millones en 48h). FTX detiene los retiros de clientes, confirmando su crisis de liquidez.
11 de Noviembre FTX, Alameda y más de 100 entidades afiliadas se declaran en bancarrota. El precio de FTT colapsa más de un 90%. SBF renuncia como CEO.
12 de Diciembre Sam Bankman-Fried es arrestado en Las Bahamas. Se inician los procedimientos de extradición a EE.UU. por cargos de fraude.

Efectos Sistémicos y Consecuencias Globales

El colapso se propagó como un terremoto. El precio de Bitcoin cayó por debajo de los 16.000 dólares, y el mercado cripto perdió cientos de miles de millones en capitalización. Empresas como BlockFi y Voyager Digital se declararon en quiebra. El contagio alcanzó a fondos de inversión y proveedores de liquidez, definiendo el «criptoinvierno» de 2022.

Las repercusiones regulatorias fueron igual de profundas. En Estados Unidos, la SEC, la CFTC y el Departamento de Justicia iniciaron investigaciones. Sam Bankman-Fried fue extraditado a EE.UU., donde enfrenta cargos de fraude, conspiración y lavado de dinero. A nivel global, el caso aceleró la creación de marcos regulatorios más estrictos.

Lecciones y el Futuro Post-FTX

El colapso de FTX ofrece múltiples lecciones. La principal es la necesidad ineludible de una segregación estricta de los fondos de clientes. También subraya la importancia de auditorías externas independientes y evidencia cómo una narrativa mediática puede enmascarar debilidades estructurales. La falta de diligencia debida por parte de inversores institucionales también quedó en entredicho.

¿Qué es una «Prueba de Reservas»?

Tras el colapso de FTX, muchos exchanges comenzaron a implementar «Pruebas de Reservas» (Proof of Reserves o PoR). Es un proceso de auditoría independiente diseñado para demostrar que una plataforma de custodia posee los activos que afirma tener en nombre de sus clientes. El objetivo es verificar que los saldos de los usuarios están completamente respaldados. Sin embargo, los expertos advierten que una PoR es insuficiente si no se combina con una «Prueba de Pasivos» (Proof of Liabilities), que demuestre el total de lo que la empresa debe a sus clientes, para ofrecer una imagen financiera completa y transparente.

Actualmente, FTX se encuentra en proceso de bancarrota bajo supervisión judicial en Estados Unidos, con sus activos siendo liquidados para compensar a los acreedores. Sam Bankman-Fried enfrenta cargos penales que podrían resultar en una condena de décadas de prisión. El caso será recordado como uno de los colapsos más significativos de la historia financiera moderna, comparable a Enron o Lehman Brothers.

En definitiva, FTX demostró que la sofisticación tecnológica no sustituye a los principios básicos de transparencia, custodia y gobernanza. La lección central es que, sin controles externos y responsabilidad institucional, incluso las mayores plataformas pueden derrumbarse, con efectos devastadores para millones de usuarios y para la credibilidad de todo un sector.

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