En una sesión sobre el futuro del 6G durante el Mobile World Congress, ponentes expertos de empresas como Samsung, la Agencia Espacial Europea y Telefónica se reunieron para dar su opinión sobre cómo se desarrollará el 6G.
Lo primero que hay que señalar es que no llegará pronto. Las previsiones apuntan a que el 6G sólo llegará a nuestras manos a partir de 2030, así que lo mejor será que apacigües tus iras por ahora. Dicho esto, la perspectiva de tener un dispositivo que transmita al menos un terabyte de datos a nuestros ojos es suficiente para acelerar nuestros corazones de frikis. Estamos hablando de una capacidad 100 veces superior a la del 5G, con latencias inferiores al milisegundo.
En la mesa redonda participaron Kimberley Trommler (responsable de Thinknet 6G, Bayern Innovativ GmbH), Yue Wang (responsable de Investigación 6G, Samsung Research UK), Xavier Lobao (responsable de la División de Proyectos de Telecomunicaciones Futuras, Agencia Espacial Europea) y Nicolas Kourtellis (investigador científico principal, codirector, Telefónica Research).
A la pregunta de si tenían que elegir sólo uno de los aspectos más apasionantes de la 6G, el panel dio diversas opiniones.
Aunque quizá no sea un tema que preocupe a la mayoría de los consumidores, un aspecto que entusiasmó al panel fue la significativa reducción del consumo de energía. Obviamente, esto significaría que la 6G podría desplegarse en un abanico de escenarios mucho más amplio que la 5G, como los dispositivos IoT. También se habló de aplicaciones reales de «edge computing» y de una ciberseguridad mucho mayor.
Una palabra que apareció varias veces en la conversación fue «convergencia». No se conjuró en términos de ingeniería, sino en el sentido de la convergencia de las redes terrestres y no terrestres (es decir, espaciales) para ofrecer una conectividad sin fisuras.
La 6G también promete una mayor resistencia de las redes. Gracias al asombroso ancho de banda del 6G, es probable que la educación virtual a través de auriculares XR esté en auge. Esto, por supuesto, podría suponer un auténtico impulso para los Objetivos Sostenibles de la ONU (especialmente importante en las economías emergentes).
El panel también destacó lo mucho más robustas que serán las redes 6G desde el punto de vista del consumidor. El etiquetado inteligente en el entorno 6G significará que cualquier tipo de producto será rastreable. Durante la sesión se mencionaron las ciudades inteligentes, las reuniones holográficas y la cartografía en 3D.
Pero, ¿cuál será la «killer app» de la 6G? Durante el debate se mencionó varias veces el metaverso, pero llegando al 6G «de una forma más holística», dijo uno de ellos.
Entre las aplicaciones también estarán la fabricación de precisión con robótica, las comunicaciones de vehículos autónomos e incluso las interfaces cerebro-ordenador. El «contenido cinético» y el «contenido generado por IA» serán mucho más accesibles en las redes 6G, así como las «réplicas digitales». Así, por ejemplo, los estudiantes de medicina podrían formarse utilizando pacientes holográficos en los que puedan equivocarse con seguridad tantas veces como necesiten.
La 6G también promete el concepto de «aprendizaje federado que preserva la privacidad» (ppFL), en el que varias partes pueden entrenar un único modelo sin compartir sus datos brutos de entrenamiento. Por ejemplo, el potencial de ciberataques sobre redes neuronales podría mitigarse mediante ppFL, donde el sistema aprende rápidamente a repeler un ataque. Otro ejemplo es cuando es necesario enviar información personal sobre un paciente hospitalizado, pero incluso los datos desanonimizados pueden presentar un riesgo para la privacidad. Un sistema de aprendizaje federado lo hace posible.
Pero, ¿cómo podemos conseguirlo?
Parece que el salto de 5G a 6G será mucho más fácil que el cambio de 3G a 4G. Gran parte del trabajo duro ya se ha hecho, y las redes parecen -al menos- estar preparadas y listas para este nuevo mundo.
