La balanza del poder económico global está experimentando un cambio tectónico. Si existía alguna duda sobre el papel central de los centros de datos en la economía moderna, un nuevo informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) la disipa por completo. Este año, el mundo invertirá la asombrosa cifra de 580 mil millones de dólares en centros de datos, superando en 40 mil millones de dólares la inversión destinada a nuevos suministros de petróleo.
Un punto de inflexión
«Este punto de comparación proporciona un marcador revelador de la naturaleza cambiante de las economías modernas y altamente digitalizadas», señala la AIE en su informe.
El apetito insaciable de la era digital
El motor de esta explosión es la inteligencia artificial. Se espera que el consumo de electricidad de los centros de datos dedicados a la IA se multiplique por cinco para finales de la década. Este crecimiento, sumado al de los centros de datos convencionales, duplicará la demanda energética total de esta infraestructura a nivel mundial.
Geográficamente, la demanda está concentrada. La AIE proyecta que la mitad de este crecimiento se producirá en Estados Unidos, mientras que Europa y China se repartirán la mayor parte del resto. Los nuevos desarrollos no son pequeños: la mitad de los centros de datos en proyecto superan los 200 megavatios y tienden a agruparse en clústeres cerca de grandes núcleos urbanos con más de un millón de habitantes.
Análisis: Agencia Internacional de Energía (AIE)
La Agencia Internacional de Energía (AIE), con sede en París, fue fundada en 1974 en el marco de la OCDE tras la crisis del petróleo de 1973. Su misión es garantizar un suministro de energía fiable, asequible y limpio para sus países miembros y el resto del mundo. Actúa como un influyente asesor de política energética, proporcionando datos, análisis y recomendaciones que guían a los gobiernos en la transición energética y la seguridad del suministro. Puedes seguir sus análisis en X (Twitter) y LinkedIn.
Los cuellos de botella de la infraestructura
Esta rápida y concentrada construcción de centros de datos presenta desafíos monumentales. «La congestión de la red y las colas de conexión están aumentando en muchas regiones», advierte la AIE. En algunos mercados críticos, como el norte de Virginia, la espera para conectar un nuevo centro de datos a la red eléctrica puede extenderse hasta una década. La situación es tan tensa que en Europa, Dublín ha suspendido por completo las nuevas solicitudes de interconexión hasta 2028.
A esto se suma la fragilidad de la cadena de suministro. La escasez de componentes clave como cables de alta tensión, minerales críticos, turbinas de gas y, sobre todo, transformadores, está retrasando las actualizaciones necesarias de la red.
Empresas innovadoras como Amperesand y Heron Power están desarrollando transformadores de estado sólido, una tecnología que promete ser una mejora radical frente a los sistemas centenarios actuales. Estos nuevos dispositivos pueden integrar energías renovables con mayor eficiencia, reaccionar rápidamente a las inestabilidades y gestionar múltiples conversiones. Sin embargo, las primeras implementaciones a gran escala no se esperan antes de uno o dos años, y la producción masiva llevará aún más tiempo.
El futuro del mix energético para los datos
A pesar de los desafíos, la AIE es optimista sobre la transición energética. Se espera que las energías renovables suministren la mayor parte de la electricidad para los nuevos centros de datos para 2035. La energía solar, cuyo coste ha disminuido drásticamente, se ha convertido en la opción preferida por los desarrolladores.
Las proyecciones para la próxima década dibujan un mix energético diversificado para alimentar esta nueva infraestructura:
Si los pequeños reactores nucleares modulares (SMR) cumplen sus promesas de seguridad y eficiencia, la AIE espera que aporten una cantidad significativa de 190 teravatios-hora, consolidando una fuente de energía de base, limpia y constante para los centros de datos del futuro.
