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El gobierno de EE. UU. adquiere una participación del 10% en Intel

El gobierno de los Estados Unidos toma una participación del 10% en Intel, según declaró el presidente Donald Trump a los periodistas. La noticia, reportada inicialmente por Bloomberg, provocó una subida de más del 7% en las acciones de la compañía de chips semiconductores. Trump afirmó que Intel ya ha aceptado la propuesta, aunque la empresa declinó hacer comentarios oficiales al respecto.

Este anuncio llega días después de que el conglomerado japonés SoftBank acordara realizar una inversión de 2.000 millones de dólares en Intel, un acuerdo presentado como un compromiso con la tecnología avanzada y los semiconductores en EE. UU.

Cifras Clave del Acuerdo

10%
Participación planeada del gobierno de EE. UU.
$2B
Inversión reciente de SoftBank en Intel.
$23 → $25
Precio por acción de SoftBank vs. precio actual.

Contexto: la reestructuración de Intel

La noticia llega en un momento fundamental y recientemente volátil para Intel. El CEO, Lip-Bu Tan, está llevando a cabo una profunda reestructuración del fabricante de chips, cerrando ciertas divisiones y despidiendo a trabajadores en un esfuerzo por centrarse en sus negocios principales y alcanzar a rivales como Nvidia, que ha tomado la delantera en el crucial mercado de la IA.

La relación entre la administración y el CEO de Intel ha sido tensa. A principios de este mes, Trump presionó a Tan para que renunciara debido a conflictos de intereses percibidos. Posteriormente, Tan se reunió con Trump para encontrar una manera de calmar al presidente y explorar vías de colaboración entre la compañía y el gobierno.

La narrativa de la Casa Blanca

Al hablar con la prensa, Trump reconoció haber presionado para que Tan renunciara, pero describió su posterior reunión en términos positivos. Según sus comentarios, la propuesta de la participación del 10% surgió en esa conversación como una forma de fortalecer a la compañía frente a sus competidores.

«Dije, ya sabes qué, creo que Estados Unidos debería recibir el 10% de Intel. Y él dijo, lo consideraría. Dije, bueno, me gustaría que hicieras eso porque Intel se ha quedado atrás en comparación con Jensen [Huang, CEO de Nvidia]. (…) Dije que creo que sería bueno tener a los Estados Unidos como su compañero. Él estuvo de acuerdo. Y han acordado hacerlo».

Trump concluyó afirmando que cree que es una «gran oferta» tanto para la compañía como para el país.

Un cambio drástico en la política económica de EE. UU.

Una propiedad de este calibre por parte del gobierno federal en una gran corporación marcaría una desviación dramática de la política estadounidense de larga data. Las participaciones de capital del gobierno en empresas privadas son extremadamente raras en los Estados Unidos y altamente controvertidas.

El precedente de la crisis de 2008

Las excepciones más notables ocurrieron durante la crisis financiera de 2008-2009, cuando el gobierno tomó participaciones temporales en compañías como General Motors, AIG y varios bancos importantes para evitar un colapso económico. Sin embargo, esas participaciones fueron concebidas como rescates de emergencia y el gobierno las vendió sistemáticamente a inversores privados en los años siguientes. El acuerdo con Intel, en cambio, se presenta como una inversión estratégica a largo plazo.

Análisis: la motivación real es la soberanía de semiconductores

Más allá de la narrativa de «ayudar» a Intel a competir, la motivación subyacente de esta medida sin precedentes es una cuestión de seguridad nacional y estrategia geopolítica: la **soberanía de los semiconductores**. Estados Unidos busca reducir su dependencia crítica de los fabricantes de chips asiáticos, especialmente en un clima de crecientes tensiones con China.

El contexto de la Ley CHIPS

Esta inversión se enmarca dentro de la estrategia más amplia de la **Ley CHIPS y de Ciencia (CHIPS and Science Act)**, una legislación bipartidista que destina miles de millones de dólares en subsidios e incentivos para fomentar la investigación, el desarrollo y, sobre todo, la fabricación de semiconductores en suelo estadounidense. El objetivo es asegurar la cadena de suministro de los componentes más críticos para la economía moderna, desde la defensa y la inteligencia artificial hasta los automóviles y la electrónica de consumo.

Tomar una participación directa en un campeón nacional como Intel es la manifestación más agresiva de esta política hasta la fecha, señalando que el gobierno está dispuesto a ir más allá de los subsidios y convertirse en un actor directo para garantizar el liderazgo tecnológico de EE. UU.
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